martes, 17 de noviembre de 2009

Rosalía de Castro



Esta autora representa la poesía romántica sencilla e intimista, que perdura a finales del siglo XIX. El dolor estuvo muy presente en su vida desde su nacimiento, quizá por eso fue una mujer muy sensible al sufrimiento de los demás, sobre todo al de los débiles y desamparados: los pobres, los que deben emigrar para subsistir, los niños, los jóvenes abandonados. Todo ello configura una poesía de tono social, triste y melancólica. Asimismo, su obra manifiesta su identificación emocional con el paisaje gallego. Publicó narraciones y poemas. En gallego destaca la poesía de Cantares gallegos (1863) y Follas novas (1880); en castellano En las orillas del Sar (1884).












Dicen que no hablan las plantas, ni las fuentes, ni los pájaros,


ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros;


lo dicen, pero no es cierto, pue siempre cuando y paso


de mí murmuran y exclaman:


-Ahí va la loca, soñando


con la eterna primavera de la vida y de los campos


y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,


y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado.








-Hay canas en mi cabeza; hay en los prados escarcha;


mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,


con la eterna primavera de la vida que se apaga


y la perenne frescuar de los campos y las almás,


aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.








Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños;


sin ellos, ¿cómo admiraros, ni cómo vivir sin ellos?









En las orillas del Sar

lunes, 9 de noviembre de 2009

Gustavo Adolfo Bécquer



Nació en Sevilla (1836) aunque su familia era oriunda de Flandes. Quedó pronto huérfano, y lo acogió su madrina, Manuela Monahay, dama culta y sensible. Inició estudios de Náutica, que no pudo proseguir. Quiso ser pintor - como su padre y su hermano Valeriano-, y por fin, se consagró a las letras. A los dieciocho años se instala en Madrid, y pasa increíbles penurias escribiendo artículos y obras de teatro intrascendentes. A los veintiún años contrae la tuberculosis. Enamorado de la joven Julia Espí, la amó en silencio. Obtiene un cargo burocrático, pero es pronto despedido, porque "perdía" el tiempo escribiendo y dibujando. Amó con pasión a Elisa Guillén, que lo abandonó sumiéndolo en la desesperación. Se casa con Casta Esteban, tiene con ella dos hijos, y mantiene el hogar cjerciendo el periodismo. En política adopta una actitud conservadora. Su esposa le es infiel, y el matrimonio se separa. Arrastra una vida bohemia y viste con desaseo. Se reconcilió con Casta poco antes de morir en Madrid en 1870 a los treinta y cuatro años.






XXXVIII




Los suspiros son aire y van al aire,


las lágrimas son agua y van al mar.


Dime, mujer: cuando el amor se olvida


¿sabes tú a dónde va?




XXXV




No me admiró tu olvido. Aunque de un día


me admiró tu cariño mucho más;


porque lo que hay en mí que vale algo,


eso... ¡ni lo pudiste sospechar!






XVII




Hoy la tierrra y los cielos me sonríen;


hoy llega al fondo de mi alma el sol;


hoy la he visto..., la he visto y me ha mirado...


¡Hoy creo en Dios!




martes, 3 de noviembre de 2009

Francisco Ayala


Hoy ha fallecido Francisco Ayala y por eso quiero rendirle un pequeño homenaje en este blog.

Nació en Granada en 1906. Estudió Derecho y Filosofía y Letras en Madrid. En 1934 obtiene la cátedra de Derecho Político de la Universidad Central. La sublevación militar de julio de 1936 lo sorprendió en Buenos Aires, donde se encontraba dando unas conferencias. Vuelve a España y se pone al servicio del Gobierno de la República como funcionario de Relaciones Exteriores. Al final de la guerra se traslada a París y más tarde a América, donde ejerce la docencia universitaria en Buenos Aires, Puerto Rico y Nueva York y Chicago. En 1960, después de veinte años de ausencia, pasa unos meses en España y a partir de entonces visitará con frecuencia su añorada patria.

En 1971 se le otorga el Premio de la Crítica por su obra El Jardín de las delicias. Poco a poco estrecha los lazos que le unen a su compatriotas. Hasta que se instala definitivamente en Madrid. Desde 1984 es miembro de la Real Academia de la Lengua Española y recibe el premio Cervantes en 1991.

Es un hombre polifacético que ha desarrollado su actividad intelectual en varios campos, como profesor de Sociología, Derecho político y Literatura, ensayista, crítico literario y autor de cuentos y novelas.

En su trayectoria literaria se distinguen dos etapas. La primera, antes de la guerra, se caracteriza por su tono imgaginativo y estetizante. En esta época estuvo vinculado al grupo de la "Revista de Occidente" y su concepción de la literatura se mantuvo dentro de los límites de lo que Ortega llamaría "arte deshumanizado".

La segunda etapa es la que corresponde al período del exilio. Ahora nos transmite una visión de la realidad amarga y desencantada. Para él, el mundo es una tragicomedia y el hombre un ser dominado por los vicios más abyectos. Destacan los relatos cortos, agrupados en diferentes libros: Los usurpadores (1949) y La cabeza del cordero (1949). Sus dos novelas más conocidas: Muertes de perro(1958) y El fondo del vaso (1962). Ambas, aunque independientes, constituyen las dos partes de un mismo tema: una dictadura hispanoamericana. Lo que le interesa al novelista es dejar constancia de los efectos que un régimen represivo produce en el interior de los hombres que lo viven. Las conclusiones a las que llega son pesimistas, demoledoras: el miedo, el instinto de conservación corrompen al hombre, que mata para poder seguir viviendo. En esta carrera de la destrucción de los otros, en esta lucha por la supervivencia, muchos son los que mueren como perros - de ahí el título de la primera novela- o descubren, al quedarse solos y llegar "al fondo del vaso", la tremenda miseria de la condición humana.

lunes, 2 de noviembre de 2009

Don Juan Tenorio

Don Juan nace en una obra del siglo XVII, El Burlador de Sevilla. El interés que despierta este personaje lo ha hecho objeto de numerosas versiones a lo largo de los siglos. Don Juan Tenorio es, en la actualidad, la versión más popular como lo demuestra el hecho de que, desde hace un siglo, se sigue representando en muchos teatros de nuestro país alrededor del Día de los Difuntos.

La acción transcurre en Sevilla, en torno a 1545, a finales del reinado de Carlos I. La primera parte (dividida en cuatro actos) sucede en una única noche. La segunda (dividida en tres), cinco años después y en otra noche también.

PRIMERA PARTE

Don Juan apuesta con Don Luis que le quitará a su prometida, Doña Ana de Pantoja, y que además conquistará a una novicia. Al oír el desafío, el comendador Don Gonzalo de Ulloa, padre de Doña Inés, que llevaba en un convento desde su infancia y estaba destinada a casarse con Don Juan, deshace el matrimonio convenido.
Por la noche, Don Juan seduce a Doña Ana haciéndose pasar por su prometido. Después, escala los muros del convento donde está encerrada Doña Inés y la rapta. Don Juan y Doña Inés se enamoran locamente.



Don Luis y Don Gonzalo se enfrentan al protagonista en un duelo y mueren, por lo que Don Juan tiene que huir a Italia.

SEGUNDA PARTE

Cinco años más tarde, Don Juan regresa a Sevilla y visita el cementerio donde está enterrada Doña Inés, que murió de amor. Doña Inés también ha hecho una apuesta, pero con Dios: si logra el arrepentimiento del joven, los dos se salvarán pero, si no lo consigue, se condenarán eternamente.
Ante la tumba de Don Gonzalo, Don Juan se burla del espíitu del comendador invitándolo a cenar con él. Ante el asombro de D. Juan, el fantasma de Don Gonzalo se le aparece y le invita a su vez a compartir la mesa de piedra con él en el panteón.
Cuando el espíritu del Comendador está a punto de llevarse a Don Juan al infierno, Doña Inés interviene y le ruega que se arrepienta. La joven gana la apuesta y los dos suben al cielo.